A nadie le importas (y por qué esto es lo mejor que te puede pasar)
Feb 25, 2025La vida tiene una forma peculiar de recordarnos que, en el gran esquema de las cosas, somos solo una pequeña pieza en un rompecabezas de 8 mil millones de personas. Esa famosa idea de pedirle al universo, es risible. Lo siento Paulo Coelho.
Y aunque suena duro, esta verdad puede ser liberadora. Ell hecho de que "a nadie le importas" no es una sentencia de soledad, sino una oportunidad para vivir con más autenticidad, fuerza y libertad.
Laura era una mujer de 39 años, empresaria exitosa, madre de dos hijos y esposa en un matrimonio estable. Desde afuera, su vida parecía brillante, llena de logros y promesas de un futuro aún mejor. Pero cuando llegó a mi consultorio, traía consigo una preocupación que muchos de nosotros hemos sentido en algún momento: el peso de las expectativas, tanto propias como ajenas.
A Laura la diagnostiqué con esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica, un nombre complicado para decir que su hígado estaba acumulando grasa, un precursor de problemas más serios si no actuaba a tiempo. Su hemoglobina glicosilada estaba en 6%, lo cual era prediabetes. Además, había subido 10 kilos en cinco años, casi sin darse cuenta. "Pasé de ser talla 4 a talla 8 en un abrir y cerrar de ojos", me dijo con una mezcla de frustración y resignación.
Juntos, trazamos un plan: cambios en su estilo de vida, una dieta cardiosaludable, ejercicio y un déficit calórico para perder entre el 7% y 10% de su peso. Laura estaba emocionada. Como buena empresaria, le encantaban los retos y la idea de tomar las riendas de su salud la llenaba de esperanza. Se fue de mi consultorio con una sonrisa, lista para transformarse.
Un mes después, regresó. Físicamente, los cambios eran evidentes: se veía más fuerte, rejuvenecida y en camino a alcanzar sus metas. Pero algo en su semblante no cuadraba. No era la sonrisa de alguien que celebraba su progreso, sino la mirada de alguien que cargaba con una decepción profunda.
"Me fue bien", me confesó. "El ejercicio lo amé, la comida saludable me encantó... pero es brutal que a nadie le importó. Mi esposo seguía pidiendo cena de lugares super deliciosos, y mis hijos se molestaban porque no les prestaba atención cuando estaba en el gimnasio. Eso me dejó muy triste".
La historia de Laura es, en esencia, la historia de todos nosotros. Vivimos en un mundo donde cada persona está inmersa en su propia lucha, sus propias preocupaciones y sus propias batallas. Y aunque suene duro, la verdad es que a nadie le importas tanto como crees. Pero antes de que esto te hunda en un pozo de autocompasión, déjame decirte algo: esto es lo mejor que te puede pasar.
Te quita el peso de las expectativas ajenas
¿Cuántas veces has pospuesto tus metas porque te preocupaba lo que pensarían los demás? ¿Cuántas veces has dejado de hacer algo que amas por miedo al juicio de otros? Entender que "a nadie le importas" te libera de esa carga. Tus decisiones son tuyas, y no necesitas la validación de nadie para perseguir lo que realmente quieres.
Te hace responsable de tu vida
Cuando aceptas que nadie más está pendiente de tus necesidades, te das cuenta de que tú eres el único responsable de tu felicidad. Esto no es una carga, sino un regalo. Significa que tienes el poder de cambiar tu vida, de tomar decisiones audaces y de construir el futuro que deseas.
Te enseña a ser antifrágil
Nassim Nicholas Taleb, en su libro Antifrágil, habla de cómo algunas cosas no solo sobreviven al caos, sino que se fortalecen con él. Cuando aceptas que el mundo no gira a tu alrededor, te vuelves más resistente, más adaptable y, en última instancia, más fuerte.
Te conecta con la realidad
Vivimos en una era donde las redes sociales nos hacen creer que somos el centro del universo. Pero la realidad es que somos una pequeña parte de un todo mucho más grande. Entender esto nos humilla, pero también nos conecta con una verdad más profunda: todos estamos en esto juntos, tratando de hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos.
La indiferencia del mundo no es una maldición, sino una bendición disfrazada. Te libera de la necesidad de complacer a los demás, te empuja a tomar las riendas de tu vida y te enseña a encontrar fuerza en ti mismo. Es un verdadero chop, chop, pero con muchas recompensas.
Así que la próxima vez que sientas que nadie te entiende, que nadie valora tu esfuerzo o que nadie está pendiente de tus necesidades, recuerda: eso está bien. Porque al final del día, la única persona que necesita importarte eres tú. Y cuando te das cuenta de eso, descubres que la verdadera libertad no viene de la aprobación de los demás, sino de la paz que encuentras dentro de ti.
En pocas palabras, a nadie le importas. Y eso, es lo mejor que te puede pasar.
-Mau.
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